Quedé sorprendido de percibir la confianza y cariño que incalculables comunidades luteranas desde el sur al extremo norte e islas en el país noruego, tiene Misión Sarepta, especialmente en nuestras visitas y enseñanza.
Agradezco a mi hermano Hans Bergane la solicitud en mostrarme la labor en Noruega, su cuidado durante estos días y su buen humor, que, junto a su sabiduría en la Palabra, atrapaba nuestra atención incluso cuando alguien como yo, no comprendía del todo lo que decía por la cuestión del idioma, ya que predicamos a noruegos. También la generosidad de su esposa Aud-Irene, que cedió el tiempo que ellos tenían para su descanso para embarcarse en una aventura inolvidable que nos llevaría por casi cerca de 2000 km en nuestra caravana conmigo.
Si tuviera que calificar en pocas palabras nuestras visitas, tendría que decir que fuimos recibidos como un acontecimiento revitalizador y evangelizador. Noruega es un país pionero en las misiones protestantes y sigue en el top ranking de envío de misioneros al mundo, sin embargo, es un país como España, un país que necesita ser misionado: Llamando a las nuevas generaciones y sanando a los muchos decepcionados por la religión en los últimos años.
Nos encontramos con valiosos hermanos y hermanas, quienes fieles al Evangelio han sostenido por años y años el testimonio de Jesús en sus municipios, algunos tan pequeños que podríamos contarlos con los dedos de las manos y en ocasiones de los pies también. Ellos son conocidos como hombres y mujeres de Dios entre sus vecinos. Capillas sencillas, himnos de profundo contenido, hospitalidad generosa y fe viva a los que el Señor nos dio la oportunidad de compartir la Palabra viva. Agradecemos a todos su acogida y amor compartido. Como ocurría en las comunidades neotestamentarias fuimos recibidos y encomendados en cada visita en la oración de la Iglesia a nuestra labor.
Kilometro a kilometro permanecía sobrecogido por la belleza del paisaje, el diseño de sus casas, la singularidad de su cultura y maneras de hacer, igualmente correspondida por la curiosidad de ver a un español, sobre todo cuanto más al norte subíamos. Creo, que, entre un marciano y un español, se quedarían todavía más sorprendido de verme a mí, cuestión que les movía a practicar su buen humor y muchas risas. Tuvimos la oportunidad de difundir el trabajo en España y Noruega de Misión Sarepta, tarea de la que querían saber más en cada lugar: Molde, Stoforsmo, Mo i Rana, Rognan, Centro Holmen cerca de Finnsnes. El colofón de ésta fue la predicación del Evangelio, edificando y llamando al conocimiento del Señor a todo aquel que nos escuchó. Sentimos la paz y el gozo del Señor propios de saber que habíamos hecho lo que el Señor nos encomendó. Nuestra meta: Centro Holmen, que alcanzamos después de cuatro inolvidables días para mí de viaje por carretera, donde pudimos, durante una semana y media, seguir compartiendo la Palabra y la escucha espiritual con nuestros hermanos y amigos que nos visitaban por primera vez y con los que pudimos compartir el Evangelio de salvación por la fe en la obra de nuestro Señor Jesucristo.